K House es una residencia localizada en las montañas de Nosara, Guanacaste, Costa Rica; con inmejorables vistas hacia el Océano Pacifico.
Fuimos contratados por un cliente muy interesante, un joven abogado de San Francisco, California, con una gran pasión por el “surf”, razón que lo trajo a Playa Guiones. El proyecto se nos presentaba con un sitio difícil, un presupuesto modesto y un cliente con una pasión por la arquitectura; definitivamente un desafío que teníamos que tomar.
Desarrollamos K House alrededor de tres premisas, la primera premisa es una respuesta contextual: la casa está organizada como una barra horizontal anclada en uno de sus extremos a una base de concreto y suspendida en el otro extremo entre el bosque por delgadas columnas de acero que en algunos casos sobre pasan los 5 metros de altura. Esto permite que la casa se pierda entre las copas de los arboles con sus terrazas abiertas, grandes aperturas y extensos aleros, conectándose con el “canopy” de los árboles, conviviendo y mezclándose con el paisaje. La base de concreto funciona como punto de apoyo de una delgada torre vertical que contiene una serie de espacios para la meditación unidos al exterior con una escalera que lleva a la terraza superior para poder apreciar la majestuosa vista de Playa guiones en el océano pacifico, desde esta plataforma el cliente puede verificar el oleaje por las mañanas antes de aventurarse en su “surf” diario.
La segunda premisa fue la adaptabilidad, queríamos diseñar una casa que se adaptara correctamente y honestamente con su entorno y con el sitio, el cual es una densa masa de arboles en una colina pronunciada y en la cual era muy importante que la casa se adaptara fácilmente a los cambios drásticos del clima entre un lluvioso y húmedo octubre y un seco y polvoriento marzo. Esta premisa nos guio para diseñar la casa como un respirador, una casa que filtre el sol, el viento el aire e incluso las visuales; una rigurosa selección de materiales locales que nos permitieran reinterpretar la arquitectura rural presente bajo términos modernos. Paneles de teca con cedazo en su interior fueron diseñados para los sistemas de cerramientos permitiéndole a la casa respirar a través de sus paredes y dejar los insectos afuera. Enormes aperturas hacia los espacios interiores y hacia las terrazas proveen una continua relación entre el afuera y el adentro de la casa. El único espacio de la casa que toca el suelo es el dormitorio principal ubicado en el nivel inferior de la base de concreto, sobre este volumen se soporta la “torre zen”, recubierta de laminas acero que se dejaron oxidar y se sellaron. Esta materialidad aporta un sentimiento casi religioso de permanencia, viejo en apariencia, olvidado, usado, simple, un espacio perfecto para meditación.
La tercera premisa, honestidad. Una honestidad derivada de su modesto presupuesto, sin acrobacias. La casa esta construida en un sistema modular de acero de 5x5 metros, recubierta hacia el exterior por paneles de teca, cielo rasos de plywood y cerchas prefabricadas con sistemas ténsiles, todos los elementos ensamblados en sitio para concebir lo que nosotros llamamos una casa de playa moderna costarricense.
